martes, 15 de septiembre de 2009

El regreso de la banda brasileña Os Mutantes, pioneros de la contracultura


Banda referente de la psicodelia brasileña regresa con nuevo disco 35 años después de su disolución. Leyenda viva del tropicalismo, el trío Os Mutantes (Rita Lee, Sergio Dias Baptista y Arnaldo Dias Baptista, en su formación original) gozaron de una vida breve e intensa y su repercusión se limitó a su país. No importa: muchos músicos se descubren en Occidente una vez pasada su época. Les ocurrió a los guajiros de Buena Vista Social Club y le puede pasar al grupo brasileño y su singular revival psicotrópico.

Cargados de razones musicales pero también políticas, Os Mutantes fueron la respuesta inteligente, intrépida y audaz a la dictadura militar que abrasó el país durante dos décadas. Su apogeo tuvo lugar entre 1968 y 1972, años en los que abanderaron un movimiento contracultural que pasó inadvertido en el resto del mundo. "Los ingleses nos veían como un robo de los Beatles, pero éramos mucho más", explica a Público Sérgio Dias, miembro fundador de la banda. Cuando la formó, en 1966, tenía solo 17 años.

El grupo no pasó inadvertido para Giberto Gil y Caetano Veloso, que los adoptaron como sus protegidos. Ellos, que querían acercar su música a los jóvenes de Bahía, sólo fueron capaces de introducir arreglos con guitarras eléctricas. "El tropicalismo fue una acción conjunta. Es más, fue el resultado de la unión de Os Mutantes con la música de Gilberto y Caetano",

Los inicios de la banda no fueron fáciles. Su primer concierto, en el III Festival de la Canción Popular Brasileña en el 68, acabó en silbidos y abucheos. La prensa los tachó de alienígenas y subversivos. Y es que los tropicalistas no estaban bien vistos por la propia izquierda, que los censuraba por mezclar la bossa nova con los "sonidos imperialistas", como el rock. Además, parecía que no se tomaban demasiado en serio a sí mismos. Pero la Tropicalia, que dio a conocer la era dorada de la música brasileña, era imparable. "Fue una revolución imposible de contener. La dictadura hacía que la información que nos llegaba a los jóvenes estuviera adulterada. No cedimos y sólo teníamos la música. El tropicalismo fue la respuesta brasileña a la contracultura de los sesenta. Y nosotros su versión apasionada", subraya Dias.

El cantante estaba en el festival de Cannes cuando estalló el mayo del 68 francés. "Todo aquello fue un movimiento universal, no sólo la situación de un país, que se infiltró en todas las formas de expresión del mundo. EEUU sacó el garrote con la excusa de que el mundo se podía volver comunista. Pienso en la indignación que nos causó el golpe de Estado que supuso la muerte de Kennedy, en las protestas de Vietnam, en las terribles dictaduras suramericanas. Todo estaba entrelazado. Lo que hicimos fue traer el Prohibido prohibir de Francia y adaptarlo".

Con el tiempo, Os Mutantes se convirtieron en habituales de la televisión brasileña de los sesenta. Todo el país vio tocar a unos insolentes jóvenes aficionados a los disfraces, que tan pronto realizaban una extravagante interpretación de La marcha turca de Mozart como pasaban un clásico de la bossa nova por una túrmix psicodélica. La reacción del público era variable: broncas, aplausos, bostezos y chillidos de alegría. Su música vino definida por las guitarras distorsionadas y las improvisaciones. Las canciones tenían cientos de partes, efectos electrónicos exóticos y grandes dosis de extravagancia.

Entre 1968 y principios de los años setenta, Os Mutantes grabaron discos antológicos (especialmente reseñables son Os mutantes, de 1968, y A Divina Comédia ou Ando Meio Desligado, del 72) y tomaron los teatros brasileños con el espectáculo Planeta Dos Mutantes, que mezclaba música y collages lisérgicos. Pero los buenos tiempos del grupo duraron poco y aquel 1972 marcó el principio del fin. "La cantante Rita Lee se fue del grupo para iniciar una carrera como solista y se separó de Arnaldo, que era su pareja, cuya salud mental se veía afectada por el fuerte consumo de LSD. Era imposible trabajar con él. Lo mejor era dejarlo". En 1982, el bajista intentó escapar de una institución psiquiátrica saltando desde la ventana de un quinto piso.

Han pasado más de 30 años desde la disolución del grupo y ahora Os Mutantes vuelven con nuevo disco, Haith or amortecedor (se publica el 7 de septiembre). Siguen siendo un ente anómalo y singular. "En 2006 nos llamaron para dar un concierto en Londres con motivo de una exposición sobre la Tropicalia. Me sorprendió que tuviese éxito. Llevábamos sin tocar 30 años, pero ya entonces se empezó a creer que una reunión era posible", explica el cantante. Para su nuevo disco, han intentado ser fieles al sonido de las grabaciones de antaño. "No quería usar los mismos recursos que había usado antes. Nos planteamos como sonaríamos nosotros en el siglo XXI. Me hice con una guitarra nueva porque no podía usar la misma que había usado hace 40 años. Hemos usado todo lo que hemos tenido a mano, pero tratando de encontrar nuevos sonidos, como siempre hicimos. Antes de este renacimiento yo tenía mi propia carrera como solista, tocaba mi música -ha sido guitarrista de Eric Burdon y ha compuesto varias bandas sonoras-, no necesitaba esto. Pero trabajar en una banda es mucho más gratificante porque tienes a toda la gente reunida buscando inspiración, y eso es algo que no tiene precio", aclara.

Grabar y tocar otra vez juntos es para ellos un acto de justicia. "Es como si tu hijo es reconocido y logra el éxito. Sabemos que nuestra música no nos pertenece, porque una banda realmente relevante es aquella que es capaz de hacer que el público se reconozca en ella, que se vea reflejado. Nuestra música sobrevivió a nosotros, tiene vida propia", asegura el cantante brasileño, que no ha podido contar para su reunión con Rita Lee, que abandonó el grupo a principios de los setenta. "Lo intentamos, pero no quiere involucrarse otra vez en un proyecto de grupo, con todo lo que eso implica. Nosotros estamos vivos musicalmente y tampoco me interesa el repertorio antiguo. Tocar lo viejo es menos excitante que nuestras nuevas canciones", se atreve a desafiar.

El revival del grupo nació, en parte, gracias a las reivindicaciones que otros hicieron de ellos. David Byrne, cantante de Talking Heads, intentó relanzar al grupo por medio de su sello discográfico Luaka Bop. Kurt Cobain, después de girar por Brasil con Nirvana, les pidió que regresaran para que fueran sus teloneros. "Nos envió una carta pidiendo nuestro regreso. Nos dijo que teníamos que tener cuidado con el sistema porque nos engulliría y nosotros le dijimos que el tropicalismo había sido engullido desde hacía tiempo. Al final, a él también lo engulleron y no pudo con ello", afirma el cantante brasileño.

Según Dias, su regreso coincide con el auge del rock brasileño. "El problema del rock aquí es que ha sido muy regional por el idioma. El rock siempre se cantó en inglés y era muy difícil componer algo en portugués que entendiera todo el mundo. Ahora, tocamos en EEUU e Inglaterra y sabían las canciones. Jamás vivimos algo así. Hoy, hay festivales en EEUU en donde los jóvenes intentan cantar en nuestro idioma, como cuando nosotros versionábamos a los Beatles".

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